Carta de Gregorio Luperón al presidente Ulises S. Grant, ante los intentos de anexión
Fuente: Historia Dominicana en Gráficas
Fuente: Historia Dominicana en Gráficas
En mayo de 1916 Estados Unidos decidió invadir República Dominicana, acción que demostró la estrategia injerencista de ese país en Latinoamérica y el Caribe.
El 16 de mayo de 1916, Estados Unidos puso en marcha su plan intervencionista en República Dominicana. Han pasado 106 años de esa acción militar que vulneró la soberanía de la nación caribeña.
El presidente estadounidense Woodrow Wilson (1913-1921) fue quien ordenó tal ocupación, impulsado por la llamada doctrina Monroe: “América para los americanos”.
La ocupación militar de EE.UU. duró ocho años y modificó al país caribeño. Durante la intervención se produjo la mayor penetración de capital norteamericano, que lentamente se apoderó de los sectores productivos dominicanos, principalmente de la industria azucarera.
Además de ese control económico, los interventores disolvieron la Guardia Republicana, la principal fuerza militar con la que contaba República Dominicana.
Las excusas para la invasión
Con vistas a proteger las rutas del Canal de Panamá cuya construcción ya había comenzado en la época, el presidente norteamericano Theodore Roosevelt (1901 – 1909) trató de impedir la intervención europea que podría producirse debido a las grandes deudas dominicanas con el viejo continente.
En 1907 Estados Unidos asume las deudas aduaneras dominicanas con la firma de una convención mediante la cual se le cedía completamente la administración de las Aduanas, principal fuente de ingresos en aquel momento para la RD. Bajo esta condición, un 50 por ciento de los ingresos serían destinados al pago de las deudas.
La invasión militar de 1916
El 3 de mayo de 1916, el contraalmirante William Banks Caperton obligó al secretario de Guerra de la República Dominicana Desiderio Arias, quien había tomado el cargo en el gobierno de Juan Isidro Jimenes Pereyra, abandonar Santo Domingo con la amenaza de un bombardeo naval a la ciudad.
Tras la salida de Arias los marines norteamericanos comienzan la ocupación del país, controlando toda la nación dos meses después de comenzada la intervención. Los norteamericanos impusieron un gobierno militar bajo el mando del contralmirante Harry Shepard Knapp.
Los invasores impusieron una legislación a la medida de sus intereses en industrias y agricultura, así como la ley de registro de tierras, quedaba así el país caribeño exclusivamente como productor de materias primas para naciones industrialmente desarrolladas.
La voluntad nacional contra el poderoso ejército de ocupación se expresó en grupos guerrilleros que incluían a mujeres, los cuales desarrollaron una guerra de guerrillas que provocó muertes, heridos y daños materiales a todo lo que fuera norteamericano, aunque finalmente fueron superados por las tropas de la naciente aviación estadounidense.
Para finales del siglo XIX Estados Unidos dio paso a una injerencia de forma sistemática en varios países de la región, todas ellas caracterizadas por la intromisión armada y con el objetivo de implementar políticas bajo sus intereses.
El Día de la Independencia en Estados Unidos se celebra cada 4 de julio, evocando la fiesta más famosa a lo largo del país.Un día para dejar escapar cohetes, ser algo más patriótico y, en general, festejar.
El 4 de julio de 1776, Estados Unidos firmó su independencia del gobierno inglés, comenzando a gestarse la potencia que es hoy día. Desde entonces, esta fecha se ha convertido en modo de celebración para los estadounidenses, quienes aprovechan los primeros días de verano para preparar barbacoas y desplegar sus banderas. Esto es sólo el comienzo de un sinfín de actividades en las que tienen protagonismo los grandes iconos del país, las estrellas de su bandera, los partidos de béisbol o las águilas.
Los estadounidenses celebran el 4 de julio de diferentes formas, según la parte del país donde residen. En Texas adoran una jornada de rodeo, en California las escapadas a las playas pacíficas, las zonas de interior, un buen picnic o barbacoa a base de hamburguesas, costillares o hot dogs, mientras los festivales de jazz invaden Kentucky y la declaración de Independencia es leída, en directo, en el ayuntamiento de Boston; cada lugar adapta la celebración a su particular visión.
Las parades también son reclamos típicos en grandes ciudades, mientras los concursos invitan a utilizar la sandía como motivo de competición hasta dar con el mejor tragón, siendo ésta la fruta más consumida durante el Día de la Independencia.
Sin embargo, el gran highlight de todo buen 4 de julio que se precie son los fuegos artificiales. El lugar más destacado es la Estatua de la Libertad, en la isla de Manhattan, un monumento íntegramente relacionado con el sentido de independencia para los americanos, por lo que los fireworks disparados en este lugar adquiere un notorio protagonismo con más de 22 toneladas de mercancía pirotécnica, mientras otros míticos lugares como el Lago Michigan en Chicago, la bahía de San Francisco o la Piscina Reflectante al Monumento de Lincoln de Washington DC también dejan escapar sus propios fuegos.
Básicamente, cualquier celebración del 4 de julio comienza con el despliegue de la bandera, una visita a la parade más cercana seguido de cualquier fiesta familiar o entre amigos y, como colofón, los obligados fuegos artificiales. Si te encuentras en territorio estadounidense, no dudes en celebrar la particular fiesta de celebración para felicitar a Estados Unidos por sus 241 años de vida.
Fuente: vix.com
Colaboradores: MINERD | FUNGLODE | Grupo Jaragua | GILDAN | UASD | Reef Check R.D. | CNCCMDL | Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales | National Geographic Society | Instituto Panamericano de Geografía e Historia