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Historia de La Virgen de la Altagracia

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Cada 21 de enero celebramos la fiesta de la protectora del pueblo dominicano. Es un día de fiesta tanto para República Dominicana como para la Iglesia católica, porque se celebra la festividad de la Virgen de la Altagracia, madre protectora y espiritual de República Dominicana y, como su nombre lo indica,  su celebración hace recordar la alta gracia que recibió María al ser elegida como madre del hijo de Dios.

Por ello la imagen de la Virgen nos evoca al Nacimiento del Niño Jesús, para destacar la maternidad de la Virgen, quien está en actitud de adoración, detrás del Niños Jesús acostado en un pesebre, con sus manos unidas en forma de arco y coronada por ser la reina del cielo. A simple vista, los colores que tiene la Virgen son los mismos de la bandera dominicana; sin embargo, según algunos expertos, el rojo lo lleva porque es un ser humano pulcro, el blanco por ser una mujer sin pecado concebido y el manto azul porque el poder del Altísimo vendrá sobre ella y porque ella es la reina de los cielos.

Según se cuenta, la Virgen llegó a Higüey de una manera milagrosa, como un premio que Dios otorga a una niña de Higüey, la cual la pidió insistentemente a su padre después de verla en sueño, cuya imagen el padre recibió de un anciano desconocido en una posada al regresar a su casa, de un viaje a Santo Domingo.

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En cuanto al culto, según el cronista Alcocer, el culto de Nuestra Sra. de la Altagracia fue introducido en la isla por Alonso y Antonio de Trejo, naturales de Placencia, Extremadura, España, quienes vivían en Higüey ya en el año 1514. Por su parte la fiesta anual de la Virgen tiene su origen en un voto que hicieron los soldados de la región oriental de la Isla el 21 de enero de 1691, durante el combate de Sabana Real o Limonade en la frontera con la colonia de Haití.

No obstante, con el pasar de los años, el fervor religioso por esta Virgen  dejó de ser  una celebración para los higüeyanos y pasó a ser una festividad nacional, ya que son muchos los dominicanos, incluso extranjeros, que para esta celebración, que se hace todos los 21 de enero de cada año,  se trasladan hacía la Basílica Nuestra Señora de la Altagracia, donde se celebra por todo lo alto la Solemne Eucaristía a la Virgen, para luego de una larga fila pasarle una mano a la imagen de la Virgen con el objetivo de venerarla, agradecerle o pedirle favores, aunque otros van por las fiestas patronales  de Higüey, que son celebradas para esta fecha, o simplemente para hacer de las suyas.

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Pero fue en el gobierno de  Horacio Vásquez, quien era un gran devoto de la Altagracia, cuando se declaró oficialmente el día de la Altagracia, como  día no laborable y de fiesta nacional y religiosa en todo el territorio nacional.

Basílica Nuestra Señora de la Altagracia

Este monumento religioso, mejor conocida como la Basílica de Higüey,  ya que se encuentra ubicado en el mismo centro de esta ciudad, es uno de los puntos turísticos más visitado y respetado por los que profesan la fe católica, tanto dominicanos como extranjeros, allí la gente suele ir  durante todo el año, pero generalmente para esta fecha a visitar la imagen de la Virgen de la Altagracia.

Según se cuenta, la basílica, cuyo diseño fue elaborado por los arquitectos franceses André-Jacques Dunoyer de Segonzac y Pierre Dupré, fue construida para reemplazar un antiguo santuario, en donde había aparecido anteriormente la Virgen de la Altagracia.

La edificación de este monumento, que inició con la piedra simbólica que puso el Monseñor Pérez Sánchez un 21 de enero de 1952, fue inaugurada un 21 de enero del año 1971, a cargo del entonces Presidente Dr. Joaquín Balaguer, en ese mismo año el edificio fue elevado al rango de Basílica Menor por el Papa Pablo VI. Fue declarado Monumento Nacional Dominicano y el 15 de agosto de 1973 se convierte en Catedral de la Diócesis de Nuestra Señora de la Altagracia en Higüey, por mandato apostólico.

((Arquitectura
Belleza y fabricación

Este importante templo, que tiene una capacidad para 3,000 personas en su interior, posee una estructura de dimensiones monumentales, diseñada en forma de cruz latina,  con una entrada creada en bronce con un baño de oro de 24 quilates, además de unos hermosos vitrales y pinturas murales que realzan la belleza de la obra arquitectónica. Aunque lo más importante es que en su interior se  encuentra un gran cuadro de la Virgen de la Altagracia, patrona del lugar y de la provincia, el cual tiene un marco fabricado en oro y piedras preciosas, lo que la convierte en una pieza de buena calidad por su fabricación.

Soledad Melo

[email protected]

Santo Domingo

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