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Dos en uno…

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Una escuela centrada en la persona que aprende debe estar organizada en función de las múltiples posibilidades humanas para su desarrollo y opciones de vida, que siempre estarán, incluso, más allá de lo previsto curricularmente en un momento determinado.

Por Julio Leonardo Valeirón Ureña

Los comentarios y sugerencias de algunas personas al artículo anterior, pero al mismo tiempo, la entrega del Informe de Resultados del Estudio Regional y Comparativo del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad Educativa (LLECE) me convencieron de que era necesario aprovechar ambas oportunidades. 

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Uno: Resultados en el ERCE IV para República Dominicana

El ERCE IV es el Estudio Regional Comparativo y Explicativo, en su versión IV, que el LLECE realiza en la región latinoamericana, más o menos, cada seis años en los grados 3º y 6º de primaria, en las áreas para el tercero, de lectura y matemática, y para el sexto, además, ciencias de la naturaleza. El ERCE IV se llevó a cabo en el año 2019, antes de la pandemia por el coronavirus.

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En esta cuarta versión los resultados para República Dominicana siguen siendo más o menos los mismos que en los estudios anteriores: Somos el país con resultados promedios más bajo y un alto porcentaje de nuestros estudiantes caen por debajo del nivel de desempeño mínimo requerido.

En este último aspecto los resultados en términos de porciento son los siguientes:

Porcentajes de estudiantes por niveles de desempeño según grado y área
Grados Áreas Nivel I Nivel II Nivel III Nivel lV
Tercero Lectura 73% 11.90% 10.80% 4.40%
Entre I y II 84.9%
Matemática 80.10% 13.20% 6.20% 0%
Entre I y II 93.3%
Sexto Lectura 40.70% 43% 9.20% 7.20%
Entre I y II 83.7%
Matemática 77% 20.80% 2.20% 0%
Entre I y II 97.8%
Ciencias 60.30% 34.10% 5% 0.60%
Entre I y II 94.4%

Cuestiones interesantes para resaltar, según el Informe del LLECE, para el caso dominicano:

  • Los estudiantes que asistieron a educación preescolar presentar resultados superiores a los demás para el caso de los de 6º.
  • La repitencia y la inasistencia a la escuela se constituye en un factor negativo en ambos grados y áreas evaluadas con respecto a los logros alcanzados.
  • Las niñas presentan resultados superiores a los varones, siendo el único país de la región que presenta dichos resultados.
  • Los días de estudios a la semana, el involucramiento parental en el aprendizaje, las expectativas educativas de los padres, el interés de los docentes por el bienestar de los estudiantes, el apoyo al aprendizaje de los estudiantes por parte del docente, la organización de la enseñanza por parte del docente, como el nivel socioeconómico de la escuela, se relacionan positivamente con los logros. Este último factor ha sido reiterativo con otros estudios, aunque un porcentaje significativo de estudiantes del quintil más pobre en estudios anteriores ha presentado resultados iguales o superiores que los del quintil cinco, es decir, de alto nivel socioeconómico.

Reflexiones:

Hay que prestarle atención a los factores relacionados con mejores logros de aprendizaje como son: años de escolaridad (extensión de la educación inicial, tema aún pendiente), el involucramiento y expectativas de los padres, así como el interés de los docentes por el bienestar de los estudiantes como el apoyo que éstos proporcionan a los estudiantes, así como la organización de la enseñanza, factores estos últimos relacionados a la gestión pedagógica en el aula.

En la Evaluación del Desempeño Docente del 2017-18 (EDD 2017-18), estos factores de la gestión como otros, surgieron como aquellas cosas que los docentes dominicanos debían mejorar.

Los resultados del ERCE IV como de la EDD 2017-18 señalan el camino más idóneo de aplicación del 4% del PIB, si el propósito es alcanzar mejores logros de aprendizaje de nuestros estudiantes.

Los procesos educativos son complejos y que envuelven a la persona en su totalidad, de ahí que el desarrollo de los conocimientos, como las competencias y habilidades, pero además de las emociones, deben ser sabiamente gestionados y pensados de manera integral. La programación de los procesos del aula para el logro de los aprendizajes, deben ser concebidos desde esa totalidad que es el ser humano, que es sentimiento, emoción, actitud, conocimiento y muchos otros factores más. Esto nos conduce a nuestro segundo aspecto… las emociones y la educación, segunda parte.

Dos: Las emociones y la educación: parte dos.

La vida infantil se organiza, principalmente, a través de las emociones. Como decíamos anteriormente, las emociones son las reacciones que experimentamos ante determinadas situaciones, de placer o de displacer, que activan y dirigen el comportamiento. Desde el mismo momento del nacimiento experimentamos fuertes sensaciones, básicamente de naturaleza primitiva, como la aflicción (molestia o sufrimiento físico) y el disgusto (fastidio, enfado ante situaciones inesperadas). Son los procesos mentales por excelencia de esa etapa de la vida.

Melanie Klein[1], discípula de Sigmund Freud, encaminó sus esfuerzos en aplicar el psicoanálisis a la vida infantil, desarrollando su teoría de las Relaciones Objetales. Según Wolman (1986)[2] ella subrayó la importancia de los impulsos agresivos, creyendo que la formación de la estructura de la personalidad tiene lugar durante el primer año de la vida del niño, en contradicción con el propio Freud. Enfatizó que las relaciones que el sujeto establece con el medio, particularmente al momento del nacimiento, está caracterizado por dichas sensaciones e impulsos que proyecta hacia los mismos. Además, planteó que la configuración psíquica de una persona estará estructurada a partir de las características de esa relación, como la internalización de esta. Estos procesos se estructuran principalmente a partir de la figura materna, quien juega un papel fundamental en los procesos de cuidado y alimentación en esta etapa de la vida. De una manera sencilla, simple si se quiere, habla “del pecho bueno y del pecho malo”, haciendo alusión a la relación madre-criatura. Por supuesto, “el pecho bueno” hace referencia a una relación placentera, mientras que “el pecho malo” lo hará respecto a una relación donde prima el displacer. Si la madre, según menciona Wolman, satisface las necesidades instintivas del niño, le ayuda a superar sus impulsos agresivos, estructurándose el super-yo (Principio moral) de la combinación amor y temor.

Donald Meltzer, según N. Barugel, retoma con su rica descripción lo que el denominó el punto de vista geográfico esa relación esencial del niño con el cuerpo de la madre. (Melanie Klein, hoy. Revista Aperturas Psicoanaliticas).

Para María Victoria Niño (2010), Melanie Klein “convencida de lo nocivo del tabú con que se manejaba la sexualidad, consideraba que, al ser franca con el niño, se le podría evitar una represión innecesaria y fijar el principio de su salud mental; con este tema comienza su primera conferencia sobre el desarrollo del niño, pronunciada en la Sociedad Húngara, en julio de 1919 (se refería al análisis de su hijo Erich, cosa que ocultó): “Dejaremos al niño adquirir tanta información sexual como exija el desarrollo de su deseo de saber […]. Esto asegurará que los deseos, pensamientos y sentimientos no sean en parte reprimidos y en parte, en la medida en que falla la represión, tolerados bajo una carga de falsa vergüenza y sufrimiento nervioso […] Además, al impedir esta represión […] estamos sentando las bases para la salud, el equilibrio mental y el desarrollo positivo del carácter”. (Klein, 1921: 20)”. (Dialnet-MelanieKleinSuVidaYSuObra-3683467%20(1).pdf).

Con el discurrir del tiempo y el desarrollo bio-psico-social del niño/a, la alegría y la tristeza, la irritación y el disgusto, la sorpresa y el miedo, y como esas, muchas otras, son emociones que se van instalando en la vida infantil. Por supuesto, las circunstancias, los modelos de crianza que prevalecen, van moldeando y estructurando la constelación de emociones en cada caso particular. No se puede esperar que las reacciones emotivas de un niño o una niña maltratada sean las mismas que las de un niño o una niña rodeada de ternura y amor. Y aún más complicado, cuando “ternura y amor” se mezcla con situaciones de “maltrato”. La vida humana en su complejidad ni es negra ni es blanca, sino que ella se vive y expresa en la multiplicidad del ciclo cromático.

El desarrollo emocional positivo en la infancia y los primeros grados es un compromiso y una tarea fundamental que debe ser enmarcada en políticas públicas de estado de alto nivel. El Estado tiene la responsabilidad de velar por el desarrollo integral y emocional de todos los niños y niñas, y así asegurar el desarrollo de una ciudadanía que pueda gozar de bienestar físico y emocional. En el documento Desarrollo emocional. Clave para la primera infancia[3], se señala que “el sostén emocional es la respuesta adecuada al sentimiento universal de desamparo con el que todo bebé llega al mundo”. El sostén establecerá vínculos fuertes entre la criatura y los responsables de su crianza y proceso educativo. De ese modo, el niño y la niña desarrollarán la capacidad de regular sus estados emocionales y con ello una vida más centrada en el bienestar y la felicidad.

Por supuestos, quienes tendrán la responsabilidad de “acompañar” este proceso desde los espacios de desarrollo en la escuela, tendrán que aprender a conocer y regular sus propias emociones de tal modo, que los vínculos afectivos que se establezcan entre niño/a y cuidador u acompañante, sean para el florecimiento de emociones positivas que ensanchen la conciencia y se traduzcan en gozo y bienestar físico y psicológico.

Los vínculos afectivos intersubjetivos en la dinámica lúdica de los aprendizajes donde se incentivarán las múltiples inteligencias: lingüísticas, musical, espacial, lógico-matemática, cinestésico-corporal, inter e intrapersonal, naturalista, generarán grandes oportunidades de crecimiento y desarrollo, haciendo posibles nuevos modos de pensar y actuar congruentes con esos mismos procesos y capacidades.

Colocado frente a la realidad y su propia realidad personal, en un vínculo con sus pares y los adultos acompañantes, el niño y la niña generarán procesos de ensanchamiento de su conciencia acompañado de un proceso dinámico y profundo de desarrollo de su sistema nervioso en todas las complejidades biopsicosociales, al mismo tiempo, del conocimiento, control y educación de sus emociones.

Una escuela centrada en la persona que aprende debe estar organizada en función de las múltiples posibilidades humanas para su desarrollo y opciones de vida, que siempre estarán, incluso, más allá de lo previsto curricularmente en un momento determinado. La escuela deberá estar preparada para los sujetos, pero nunca al revés.

[1] Su obra está contenida en más de cincuenta artículos y su libro El Psicoanálisis de niños, traducido a unos quince idiomas. Tan importante ha sido su influencia en el mundo del psicoanálisis que, en 1991, R.D. Hinshelwood elaboró un diccionario de los conceptos que ella planteó.

[2] Wolman, B. (1986). Teorías y sistemas contemporáneos en psicología. Ediciones Martínez Roca, S.A. Barcelona.

[3] Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y Fundación Kaleidos (2012). Desarrollo emocional. Clave para la primera infancia. Argentina

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