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Cómo acompañar a tu hija en su primera menstruación

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A nuestras madres posiblemente nadie les habló de ello. A muchas de nosotras tampoco. Pero la llegada de la menstruación (y los cambios que la acompañan) no debe ser un tema tabú para las niñas. Hablar de la regla, del periodo, es algo que podemos y debemos hacer para que establezcan una sana relación con su cuerpo.

Tradicionalmente la aparición de la menarquia (primera regla) significaba para la familia (gracias al modelo social) que la niña acababa de “convertirse en mujer”. ¿Y qué implicaba esto? Pues que ya podía quedarse embarazada. A eso reducíamos toda la historia. Eso es lo que importaba y quedaba.

Y como eran niñas, y el tema del sexo ni mencionarlo, ¡pues tampoco se hablaba de la regla! Pudor, “es cosa de mujeres”, “tampoco es para tanto” son algunas de las ideas que suscitaba el tema. Afortunadamente ya vamos entendiendo que de la regla hay que hablar, porque importa.

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Obviar el tema o no abordarlo con naturalidad lanza un mensaje claro a nuestras hijas: tu cuerpo, y lo que pasa en él, es algo de lo que no debes hablar, es algo de lo que no hablamos.

Vergüenza, tabú… ¿estas son las emociones que queremos que sientan acerca de su cuerpo? No, ¿verdad? La menstruación es algo que nos sucede a todas las mujeres, algo con lo que vivimos hasta que llega la menopausia, hay que hablar de ello y hacerlo, además, de la manera más natural posible.

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¿De qué hablar?

La idea (terror para algunos) de que nuestra hija inicie su vida sexual activa y con ello empiece a exponerse a embarazos no deseados suele ser EL TEMA que se nos viene a la cabeza cuando, de entrada, pensamos en la regla.

Pero la menstruación es mucho más que la puerta a un posible embarazo, es mucho mucho más. Tu hija está viviendo una cantidad de cambios tanto físicos como emocionales y cognitivos brutales: casi de la noche a la mañana le saldrá pecho, otro día tendrá caderas, otro se sentirá incomprendida y no sabrá por qué…

Está entrando en la adolescencia y su mundo está cambiando, atrás queda la etapa de niña y ahora empieza una muy compleja, la de saber quién soy, la de forjar mi identidad.

Y parte de esa identidad es que es mujer, tiene genitales femeninos y una vez al mes va a tener la menstruación, y eso no es simplemente sangrar y elegir el método para no manchar la ropa interior.

Tener la regla significa vivir los cambios hormonales y emocionales, tener dolores y síndrome premenstrual (o no tenerlo, o tenerlo a veces con dolor y otras no, a veces ponerse triste y otras no, etc.), ver cómo tu cuerpo cambia según los días del mes (hinchazón de pecho y barriga, etc.)… No es poco, no.

¿Cuándo y cómo hablar de ello?

Al igual que sucede con el tema de la sexualidad (la educación afectivo-sexual, concretamente) la respuesta a la pregunta de cuándo hablar con mi hija de ello es: desde el minuto uno. Sí, desde pequeñitas, desde antes de tenerla.

No es que haya que sentar a la niña con dos años y decirle “tenemos que contarte una cosa”, no es tener una charla. Se trata de integrar la realidad que es el cuerpo de la mujer y las cosas que le suceden en su día a día, como parte de su educación.

Cuando son pequeñitas la mejor manera de ir transmitiendo información al respecto (de manera consciente) es con nuestro ejemplo: no escondiendo que mamá tiene la regla, explicándole qué son compresas, tampones y copa, aprovechando alguno de estos momentos para decirle que ella también la tendrá cuando sea más mayor…

Si saben que mamá tiene la menstruación cada cierto tiempo y ya le hemos dicho que ella también la tendrá, el día que tenga su primera regla no lo vivirá como algo desconocido ante lo que no sabe qué hacer, sino como algo esperable y natural. Puede que incluso sea algo que le haga ilusión: podemos hacer que sea bonito.

Si convertimos en un evento la caída de un diente, ¿por qué no hablamos y abrazamos un cambio tan natural como es la menstruación?

Cuando pregunte, que preguntará, tampón en mano, qué es eso (los niños y su curiosidad por los cajones del baño), debemos responder con total tranquilidad y sinceridades algo que usa mamá para cuando está con la regla, que es que sangra por aquí una vez cada cierto tiempo.

Conviene explicarles, eso sí, que ese sangrado no es negativo, no es una enfermedad, que no nos pasa nada malo (si no lo decimos pueden pensar que es malo, y no es el mensaje que queremos transmitir).

Puedes contarle cuándo tuviste tu primera regla, a qué edad, cómo fue y qué te hubiese gustado… Las experiencias de los papis son una fuente valiosísima de aprendizaje para los peques, porque se realiza desde (y con) empatía.

Es importante también que establezcamos un marco de confianza con ella al respecto para que sienta que puede preguntarnos sus dudas, sus miedos, etc.

Y sí, papá también puede hablar de la regla, no es solo cosa de mamá.

Madre e hija andando

Qué información debemos transmitir

  • Es algo natural que forma parte de ser mujer.
  • Cómo es tener la regla: en qué consiste, qué cambios va a notar…
  • Qué opciones tiene: tampón, copa, compresa…
  • Higiene: si a nuestras abuelas les decían que nada de bañarse estando con la regla, a nuestras hijas debemos explicarle lo contrario, inculcarles la importancia de una buena higiene genital.
  • Síndrome premenstrual.
  • Qué cambios corporales puede empezar a apreciar (pecho, caderas, vello, etc.).

 

  • También es bueno que la enseñes a llevar un calendario para anotar los días en los que le viene la menstruación, los días que le dura, la intensidad del flujo y si siente alguna molestia o dolor. Con el calendario es más fácil ver las variaciones del ciclo y estudiar si existe alguna alteración, además así tu hija va asumiendo la responsabilidad de cuidar de sí misma.

¿Hay que hablarles de embarazo? Sí, claro, pero no desde el temor o la amenaza, no un “ahora debes tener cuidado”, sino como parte de la explicación de qué es su cuerpo, qué sucede en él y cómo funciona. ¿Hay algo más maravilloso? Enseñémosles a quererlo y valorarlo, por favor.

A los niños también se les habla de la regla

Durante todo este artículo he hablado de cómo abordar el tema con nuestras hijas, pero por los mismos motivos, por las mismas razones, debemos hablar de ello y normalizarlo totalmente con nuestros hijos.

No porque no tenga vagina, útero y ovarios un niño no ha de conocer y entender como normal algo que le sucede a su madre, su hermana, su amiga, su prima, su profesora… y en el futuro a sus parejas (en el caso de que sea heterosexual), hija…

Como decía antes, normalizarlo en casa es la mejor manera de empezar a transmitir este mensaje de naturalidad, así que mamás, no escondáis que tenéis la regla. Si vuestro hijo entra en el baño (cosa que ya sabemos que hacen, todos, todo el rato, ¿verdad?) cuando estáis cambiando la compresa o la copa o el tampón, no le expulséis como si hubiera que protegerle de algo terrible.

Dejad que vea qué haces o aprovecha para explicarle qué son esas cosas y por qué las usamos. Y si no te sientes cómoda, díselo también, explícale que en esos momentos “mami” prefiere intimidad. Esto también es un valioso aprendizaje para ellos: los límites personales de cada uno, el derecho a decir que no…

Todo lo dicho para las niñas, a la hora de explicarles y hablar del tema, es aplicable a los niños.

La regla, la menstruación, no es nada sucio, no es nada malo, es algo NORMAL y como tal hemos de vivirlo y transmitirlo, tanto a nuestras hijas como a nuestros hijos. Por ellas, por su autoestima, por su autoimagen, por ambos por sus relaciones de pareja, por disfrutar y aprender y crecer sin los tabúes y los sesgos con los que crecieron otras generaciones.

 

 

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