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Retraso en el lenguaje: ¿se puede abordar en la escuela?

El retraso en el desarrollo del lenguaje es un problema que debe ser tenido en cuenta en las aulas. Una intervención temprana minimizará sus efectos sobre la evolución del propio alumno. Ahora, ¿cómo podemos identificarlo? ¿a qué edad deberían los niños alcanzar determinados hitos en su diálogo?

El aula debe ser un lugar de encuentro para los alumnos. Desde las clases del colegio durante la etapa infantil, los docentes se preocuparán porque los niños adquieran las habilidades necesarias para su desarrollo óptimo. Así que si el problema de un niño en cuestión es un retraso en el lenguaje, se puede y se debe abordar desde el aula con naturalidad y con profesionalidad.

Recordemos que no todos los niños avanzan a la misma velocidad. Todo depende de su contexto social, de sus capacidades intelectuales, de su entorno, etc. Por eso, algunos chicos muestran retrasos más significativos que otros.

El retraso en el lenguaje

El retraso en el lenguaje es el desarrollo tardío que puede presentar un niño en su nivel de uso del lenguaje, que podría ser fonológico, semántico, morfosintáctico o pragmático. Por lo general, estas dificultades se manifiestan en su expresión oral, no tanto en su capacidad de comprensión.

Desde un punto de vista fonético, también encontramos trastornos en la adquisición del lenguaje. Además, estos no siempre van asociados a problemas auditivos o de neurodesarrollo.

Niña con profesora haciendo ejercicios de lenguaje

El alumno con problemas en el lenguaje

Cuando familia o docentes observan problemas en el desarrollo del lenguaje de un niño, lo habitual es poner el caso en conocimiento de los profesionales adecuados para analizar y buscar una solución.

Detectar retrasos en el desarrollo del lenguaje implica una constante observación del pequeño. Podremos decir que se podría estar dando un caso así si vemos estos signos:

  • A nivel fonológico: el niño, llegados los 2 años de edad, no habla o maneja muy pocas palabras. No construye oraciones, su pronunciación es muy deficitaria, omitiendo consonantes, sobre todo las finales, y sustituye vocablos complejos por sonidos o monosílabos.
  • A nivel morfosintáctico: el niño aprende el habla de forma tardía, por lo que se comunica por mímica, señalando lo que desea. Abusa del lenguaje telegráfico, tiene dificultad para usar pronombres y las frases que construye son simples y sin orden.
  • A nivel semántico: usa un vocabulario pobre y muy infantil. Tiene dificultades de comprensión, sobre todo en enunciados largos, y usa muletillas constantemente.
  • A nivel pragmático: muestra serios problemas de comunicación social. No interacciona con los demás por medio del lenguaje, evita tomar la incitativa, desconecta durante la fase de escucha, tiene serias dificultades para expresar ideas, muestra un discurso poco coherente y apenas habla durante un juego o una actividad grupal.

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