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«Mamitis» postcoronavirus: cómo volver al trabajo y dejar a mi hijo en casa sin que sufra(mos)

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Han sido dos meses de convivir 24 horas, y la vuelta al trabajo de sus progenitores puede ser un trago amargo para los más pequeños, pero también para sus padres

Después de más de 70 días y de lleno ya en la transición hacia la «nueva normalidad» cada vez son más los padres que tienen que reincorporarse a su puesto de trabajo. Atrás han quedado para muchas familias aquellos días de teletrabajo, cuidado de los niños, realización de sus deberes, preparación de la comida…. Ahora que la mayoría de las empresas han vuelto a su funcionamiento al cien por cien y han requerido a sus empleados, a estos les toca afrontar cómo dejar a sus hijos al cuidado de alguien. En el mejor de los casos, uno de los dos progenitores podrá seguir trabajando desde casa al menos unos meses más, pero esto no siempre será posible.

Familiares, abuelos e incluso «madres de día» a la espera de que reabran las guarderías y academias privadas tomarán el relevo en el cuidado de los más pequeños, que se han acostumbrado a estar con sus padres 24 horas al día. Muchos ya habían pasado el temido «primer día de curso», ese en el que tanto los mayores como los recién escolarizados se despiden con un nudo en la garganta a la puerta del colegio. En estos días en que la «mamitis» y «papitis» se ha disparado, quizá cuesta más que nunca cerrar la puerta.

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El miedo que muchos niños tienen a separarse de sus padres puede tener también beneficios: evitar que se pierdan y que no sufran accidentes, según cuentan Xavier Méndez y María Pascual en «Mamitis y papitis, ¡mamá, no te vayas!» (colección Psicocuentos). Para prevenir el miedo al abandono, según los autores, habría que practicar con juegos de alejarse y acercarse, desaparecer y reaparecer, esconderse y encontrarse, marchar y regresar. Se trata de clásicos como la gallina ciega o el escondite y ayudará sobre todo a los más pequeños de la casa. También ayudará si desde pequeño ha compartido su cuidado con otras personas.

Evitarles el mal trago

«¿Cómo puedo contagiar el miedo a mi hijo?» pregunta el libro a los padres. «Enviando mensajes sutiles del tipo ”como en casa, en ningún sitio” o poniendo cara de preocupación cuando llegue el momento de la despedida». Y es que el miedo es contagioso, por lo que los niños notarán la preocupación en la cara de sus progenitores y sentirán temor ante su marcha.

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Respecto a la despedida, tal y como dice el refrán, «si breve, dos veces buena». «Cuando nuestro hijo sube al autobús o entra al cole el primer día sentimos alegría, porque en la escuela aprenderá muchas cosas de provecho, y nostalgia, al separarnos y dejarle solo ante un mundo desconocido. Él también experimenta una mezcla de curiosidad y miedo, de emoción y ansiedad», cuentan Méndez y Pascual.

Si el niño está siempre pegado a sus padres, la primera vez que se le obligue a separarse «sucederá una tragedia griega». Así, para impedir el drama o ayudarlo, hay que prepararlo con antelación. Una de estas estrategias es la de las separaciones con premio: que se quede con la abuela mientras voy a por galletas o que se vaya con los primos a un lugar que lo motive. «Si nuestro hijo nos pide que le acompañemos a todas partes, entonces hay que programar separaciones pasito a pasito para practicar a diario». Por ejemplo, para que duerma solo se podría empezar leyendo un cuento al borde de su cama, después junto a su cama en una silla… etc.

 

Fuente: abc.es

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