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¡Yo no me quedo ´dao´!: el alumnado ante la violencia

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POR DARYELIN TORRES

La violencia escolar amenaza la calidad de la educación y reta la gestión y la convivencia entre estudiantes y docentes

La violencia escolar es un fenómeno global, tan sensible para las sociedades que países como Francia, que identificaron el tema desde los años 70, se han visto conmocionados por vídeos virales que irrumpieron en su agenda nacional durante el 2018 y llevaron a priorizar la intervención en las escuelas.

En República Dominicana la situación es palpable y las múltiples condiciones que hacen vulnerables a niños, niñas y adolescentes emergen como contrapeso social de un sistema que trata de ponerse al día para mejorar los indicadores que mantienen al país en las posiciones más bajas de Latinoamérica en materia de calidad educativa.

Así se evidencia en la investigación doctoral de la profesora del INTEC Berenice Pacheco-Salazar: “Estar, ser y convivir en la escuela: La violencia escolar desde las voces de estudiantes y docentes”, realizada con la asesoría del doctor Julián López Yáñez de la Universidad de Sevilla, y en el marco de un convenio de colaboración entre la citada universidad, el INTEC y el Instituto Nacional de Formación y Capacitación del Magisterio (INAFOCAM). El estudio, publicado en 2017, evidencia que el problema está presente en los centros educativos dominicanos velado por una tolerancia cultural a la violencia y el desconocimiento de estrategias efectivas para manejarla y resolver pacíficamente los conflictos, por parte tanto de los estudiantes como de los propios docentes.

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“Más allá de ser un fenómeno esporádico o episódico, la violencia escolar es un problema sistémico que afecta las dinámicas sociales sobre las que debe producirse la actividad educativa y, por tanto, constituye un obstáculo para la mejora de la calidad educativa, el logro de los aprendizajes y el sano desarrollo de estudiantes y docentes”, afirma Pacheco-Salazar, quien cita en su trabajo a autores como Ortega, Abramovay, Díaz-Aguado y Perrenoud.

Durante ocho meses, la profesora se sumergió en la vida de dos centros educativos urbanos que trabajan con población de sectores marginales, en los cuales levantó información a través de cuatro técnicas diferentes para fortalecer la confiablidad de sus resultados. Las técnicas empleadas, específicamente con el estudiantado y docentes del segundo ciclo del nivel primario, fueron la observación no-participante, talleres lúdicocreativos (expresión teatral, dibujo y escritura creativa), grupos focales y entrevistas a profundidad. La doctora Pacheco-Salazar explica que “en el ámbito escolar, la violencia puede ser entendida como cualquier acción que ocurra y se geste en la escuela, dificultando su finalidad educativa y lesionando la integridad de algún miembro de la comunidad escolar”. Entre los tipos de violencia explorados por la investigación se encuentran múltiples manifestaciones: violencia verbal, económica, sexual, cibernética, robos, porte de armas, racismo, entre otras.

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Además de estudiar la violencia que ocurre entre estudiantes, la investigación también abordó la violencia ejercida por parte del cuerpo docente y la institución educativa hacia el alumnado a través de acciones como son las suspensiones, expulsiones y el control de las identidades y estéticas juveniles. Otras situaciones consideradas fueron las relaciones familiares, de pareja, el embarazo en adolescentes, las pandillas, bandas y el consumo de drogas ilegales, alcohol o cigarrillos.

¿CÓMO SE RESPONDE A LA VIOLENCIA?

La investigación revela que existen tres principales estrategias implementadas por la población estudiantil para hacer frente a la violencia escolar: la búsqueda de apoyo en personas adultas (figuras de autoridad en el centro educativo, de sus familias y/o hermanos mayores), la acción de delatar o “chivatear”, y la de reaccionar y defenderse de forma violenta para “No quedarse dao”. Esta última resultó ser la principal estrategia del alumnado para enfrentar la violencia escolar. Según la investigación, esto se sustenta en tres factores principales: la consideración de que las autoridades escolares no ofrecen protección ni apoyo eficaz ante episodios de violencia; los débiles mecanismos institucionales en el centro educativo para abordar la problemática; y la carencia de educación emocional, puesto que el estudiantado no dispone de herramientas para manejar sus sentimientos ni los conflictos de manera pacífica y armónica.

La principal estrategia del alumnado para enfrentar la violencia escolar es reproducirla
La dinámica resultante es una noria. “Escolares y docentes dominicanos del nivel primario no conocen ni manejan herramientas para enfrentar la violencia escolar, que no reproduzcan la misma lógica violenta”, advierte la doctora Pacheco-Salazar en las conclusiones de una de sus publicaciones, la cual da título a este trabajo. Además, “se evidencia que los centros educativos carecen de programas integrales y eficaces de trabajo para la convivencia escolar, lo cual incide en la perpetuación de esta problemática como forma de relación cotidiana”, señala la autora.

El estudio conecta los distintos tipos de violencia que ocurren en los planteles con la violencia de género, otro fenómeno social considerado por algunos autores como una epidemia en República Dominicana, y señala tres principales coincidencias: el perfil de quienes acosan, la tendencia a culpar a la víctima y las características de la escuela tradicional que obstaculizan la erradicación de la violencia.

La paradoja con la cual concluye la doctora Pacheco-Salazar es que existe una gran oportunidad de acción, pues a pesar de reconocer la escuela como espacio de riesgo, las personas entrevistadas las perciben como espacios más seguros que sus comunidades y hogares.

En ese sentido, la investigación se constituye en un punto de partida clave en el diseño e implementación de programas para la atención y prevención de la violencia escolar, necesarios para lograr la calidad de la educación que se procura pues recoge las propuestas de solución de los mismos estudiantes y docentes involucrados en la problemática.

A ESCALA NACIONAL

Una investigación realizada en 2014 por el Instituto Dominicano de Evaluación e Investigación de la Calidad Educativa (IDEICE) y la Universidad Iberoamericana (UNIBE), trabajó con una muestra de 2,391 escolares y reveló que la tipología de violencia más común en el contexto escolar ocurre entre estudiantes, sobre todo manifestada en gritos e insultos (24.1%), golpes (13.6%) y amenazas o  intimidación (7.1%). Un 69.1% del estudiantado reportó haber presenciado violencia entre pares y un 33.6% haber sido acosado en los últimos dos meses.

Fuente: if.intec.edu.do

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