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Cómo intervenir con niños con conductas de desobediencia

Las conductas de desobediencia en niños pueden llegar a agotar a los padres, pero existen técnicas altamente eficaces para extinguir estas conductas. En este artículo os hablamos de ellas.

Saber cómo intervenir con niños con conductas de desobediencia y trastornos de conducta asociados es uno de los retos parentales más frecuentes. Si no se interviene de manera rápida y eficaz, la relación entre los progenitores y sus hijos puede volverse muy aversiva.

Hay diferentes tipos de conductas de desobediencia, desde no hacer caso a órdenes directas (p.ej: negarse a estar sentado en un restaurante) hasta no acatar las normas implícitas (p.ej: no querer lavarse los dientes). Por otro lado, como solución, muchos padres optan por repetir infinitas veces la misma orden, gritar, castigar, etc.

En este sentido, señalar que las conductas de desobediencia forman parte del desarrollo evolutivo de un niño. Son características de los primeros años de vida y tienden a desaparecer con el paso del tiempo.

Achembach y Edelbrock (1981) encontraron en su estudio que el 50% de los padres de niños de 5-6 años se quejaban de conductas de desobediencia. En cambio, en padres de adolescentes de 16 años ya solo era el 20% los que presentaban quejas por conductas de desobediencia.

Niño triste

¿Cuándo existen conductas de desobediencia?

Según Forehand y Mcmahon existe una conducta de desobediencia cuando:

  • Se le da una orden, instrucción o petición y este no la cumple en un plazo. Lo habitual son unos 20 segundos.
  • Un responsable del niño le pide a este que cese de hacer lo que está haciendo o que no inicie una que está a punto de suceder y el niño no cesa en su conducta en un plazo predeterminado.
  • El niño no realiza una conducta que por una norma implícita ha de realizar, como preparar su mochila, vestirse, lavarse los dientes, etc.
  • El niño realiza una conducta que está prohibida implícita o explícitamente.

A su vez, existen diferentes factores que suelen contribuir a que se mantengan las conductas de desobediencia:

  • Las conductas coercitivas de niños y padres (p.ej: gritos para pedir algo a los padres, gritos para conseguir
    obediencia del niño) se mantienen tanto por reforzamiento positivo como negativo.
  • Poca estabilidad de la conducta de obediencia de los niños controlada por castigos de los padres.
  • Incremento progresivo en intensidad y frecuencia de conductas coercitivas.
  • El niño aprende por modelado las respuestas agresivas de los padres.
  • La falta de habilidad de los padres incrementa su estrés intra y extrafamiliar.
  • Riesgo de que el niño desarrolle conductas más graves (p.ej: robo).

¿Por qué se dan la conductas de desobediencia?

En la explicación de los trastornos de conducta asociados a la obediencia hay que resaltar la importancia de los factores de aprendizaje instrumental, así como la primacía de los procesos familiares de socialización.

Patterson ha elaborado uno de los modelos más utilizados para comprender el desarrollo y mantenimiento de las conductas de desobediencia en los niños, esta sería la hipótesis de la coerción.

Hipótesis de la coerción

Estos serían sus puntos principales:

  • Los seres humanos disponemos al nacer de un abanico de conductas coercitivas rudimentarias, instintivas y de
    suma importancia adaptativa (p.ej: llanto).
  • Estas conductas moldean rápidamente las conductas de cuidado de los padres hacia el niño (p.ej: alimentación).
  • Con el desarrollo del niño este cambia estas conductas coercitivas rudimentarias por otras más sofisticadas (p.ej:
    habilidades sociales y comunicación verbal).
  • Si los padres tienden a ignorar las peticiones verbales (en ocasiones por fallos socializadores de los padres) y a
    atender las conductas coercitivas de control rudimentarias, las primeras se extinguen y las segundas se mantienen.

El tratamiento de la conducta desobediente

El tratamiento de los trastornos de conducta se fundamenta en técnicas de condicionamiento operante que los padres aplican tras ser instruidos por el terapeuta durante las sesiones. Se emplean diversas técnicas como el tiempo fuera, el coste de respuesta, la extinción, etc. Un aspecto importante es resaltar la importancia del refuerzo positivo. Por dos motivos:

  • De todas las técnicas operantes, las diferentes modalidades de refuerzo serán las únicas que irán destinadas a construir conductas. El resto de técnicas se dirigen a disminuirlas.
  • Con frecuencia, los padres no emplean el refuerzo o lo hacen mal.

Objetivos de tratamiento en conductas de desobediencia

El tratamiento se basa en el trabajo del terapeuta con los padres (el contacto con el niño es menor). El objetivo es cambiar las contingencias que determinan las relaciones padres-hijos por unas más adecuadas. Aparte, ese cambio se lleva a cabo en situaciones naturales.

Para ello se instruye a los padres en los principios del aprendizaje que subyacen a las técnicas operantes que se van a emplear. Se utiliza la instrucción, el modelado, role-playing y ensayo de conducta para ayudar a los padres a comprender las habilidades y técnicas pertinentes. Estas técnicas se suelen practicar en la sesión antes de aplicarlas en el contexto natural.

¿Qué se enseña a los padres en un tratamiento para disminuir las conductas de desobediencia ?

Uno de los objetivos del programa es dotar a los padres de habilidades parentales con sus hijos. Para cada habilidad a instruir, se procederá de la siguiente manera:

  • Se explican los fundamentos, procedimiento y finalidad de cada habilidad.
  • El terapeuta explica la habilidad mediante role-playing o vídeo.
  • El padre practica la habilidad haciendo de terapeuta con el niño.
  • Se implica el niño, se le explica de qué va la técnica y se practica en la clínica. Este procedimiento parece disminuir las posibles resistencias del niño.
  • Los padres por separado practican con el niño y el terapeuta les corrige.
  • Los padres practican en la clínica, pero sin la retroalimentación del terapeuta.
  • Se asignan tareas a los padres de esa habilidad, material escrito y hojas de registro.

Familia en el psicólogo

Atención diferencial

Es importante saber prestar una atención diferente a conductas adecuadas e inadecuadas. Muchas veces los padres están reforzando conductas inadecuadas prestándoles atención, cuando ellos creen que están reduciendo la probabilidad de que vuelva a ocurrir el comportamiento.

Prestando atención las conductas que queremos que se repitan y desatendiendo las conductas que no queremos que ocurran menos, iremos rompiendo el círculo vicioso y la coerción entre padres e hijos. Se entrena por este orden:

  • Los padres aprenden a atender a las conductas adecuadas mediante recompensas físicas y verbales.
  • Los padres aprenden a extinguir las conductas inadecuadas.
  • Se practica en casa diariamente (al menos 5 minutos) en situaciones de juego libre, para luego ir ampliando el número de conductas del niño.

Órdenes y obediencia

Un objetivo central de los programas de tratamiento a padres para el trastorno de conducta en niños es saber dar órdenes. Es importante adjuntar a las órdenes que dan los padres las correspondientes contingencias por su cumplimiento/incumplimento.

Las órdenes deben:

  • Ser claras y específicas.
  • Resultar comprensibles para los niños.
  • Lo más cortas posible.
  • No entrar en contradicción con otras.
  • Darse en un número reducido.
  • Deben darse de una en una y suficientemente espaciadas en el tiempo.
  • No deben ir acompañadas de contacto físico instigador. Se ha visto que es un potenciador del incumplimiento.

Saber dar órdenes es importante para que estas se cumplan. El procedimiento habitual es el siguiente:

  • Se da la orden al niño.
  • Dejar un tiempo prudencial para su cumplimiento, en torno a unos 20 segundos.
  • Si el niño cumple la orden dentro del tiempo previsto, se instruye a los padres para que le refuercen.
  • Ante el no cumplimiento de la orden, los padres deben dar un aviso al niño de que se va a producir una consecuencia negativa si se mantiene la desobediencia (normalmente coste de respuesta o tiempo fuera).
  • Si el niño finalmente obedece se refuerza. Si no, se administra la consecuencia negativa.
  • Una vez aplicada la consecuencia negativa, se vuelve a la situación original, es decir, no se libra de realizar la orden.

Una vez que los padres saben aplicarlo en casa, pueden probar en otros contextos. El último de todos los objetivos es aprender a establecer órdenes fijas que se aplican siempre sin necesidad de que se tengan que realizar la petición (seguimiento de normas implícitas).

Fuente: lamenteesmaravillosa.com

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