¿Cómo es posible que un hijo pegue y maltrate a sus padres, cómo se ha llegado a esta situación? Javier Urra contesta: “a veces los hijos se convierten en una pesadilla cotidiana… Antes de llegar a la agresión física muchos padres soportan vejaciones, insultos, gritos, chantajes emocionales, amenazas… La dureza emocional crece, la tiranía se aprende si no se le pone límites. Hay niños insufribles por culpa de unos padres que no ponen un pare a sus desmanes (hay niños de 7 años y menos que dan puntapiés a las madres y éstas solo dicen `no se hace´ mientras sonríen; o que estrellan en el suelo el bocadillo que le han preparado y posteriormente le compran una paleta). A las penosas situaciones en que un hijo arremete a su progenitor no se llega por ser un perverso moral, ni un psicópata, sino por la ociosidad no canalizada, la demanda perentoria de dinero, la presión del grupo de iguales, pero básicamente por el fracaso educativo, en especial en la trasmisión del respeto.

Narcisista, con aires de grandeza y con la sensación de tener derecho a todo, éste es el perfil del hijo que, sobre todo llegada la adolescencia, tiene actitudes violentas hacia sus padres. Lo dice un estudio elaborado por, entre otros, la investigadora de la Universidad de Deusto Esther Calvete y que se acaba de publicar en la revista especializada Developmental Psychology.

A lo largo de tres años, el equipo liderado por Calvete ha trabajado con 591 adolescentes vizcaínos y también con sus padres, con el objetivo de averiguar cuál es el caldo de cultivo de las agresiones de hijos a padres, una cuestión en sí difícil de estudiar porque, según se lee en el informe, “hijos abusadores y padres abusados son reacios a admitir que está ocurriendo este tipo de agresión”. Hay pocos estudios al respecto y éste es el primero que examina el enlace entre el narcisismo y la violencia de hijos a padres.

Dos grandes escenarios son los que influyen en la posibilidad de que un niño se convierta en un adolescente agresivo. El primero, un ambiente violento, un hogar en el que el niño se ve expuesto directamente a la violencia. Por ejemplo, cuando los padres se agreden entre ellos o cuando uno agrede al otro. El segundo tiene que ver con la ineficiencia de los padres, con progenitores “excesivamente permisivos” o con “carencias afectivas”.

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“Donde la agresión es algo común, los hijos desarrollan un alto concepto de sí mismos, al tiempo que se sienten alejados, desconectados y rechazados a la vez. Hemos comprobado que, en quienes detectamos un ambiente violento durante el primer año de investigación, hubo agresiones de hijos a padres en el tercer año de estudio”, se lee en el informe.

En aquellas familias en las que se detectó, durante ese primer año de investigación, un entorno en el que el calor humano era prácticamente inexistente, a lo largo del segundo año se observaron las consecuencias de esa falta de afecto ambiental en el desarrollo narcisista y en sentimientos de sentirse desconectado y poco querido de los adolescentes. Finalmente, hay diferencias en el desarrollo de la conducta agresiva entre chicos y chicas.. “El narcisismo pronostica la agresión de hijos a padres sólo en los chicos”, sostiene el informe. En cambio, en las chicas es mas importante el desarrollo de sentimientos de desconexión y de no ser querido por los demás. La exposición a la violencia familiar, como agresiones del padre a la madre, es un indicador de violencia hacia los padres y madres tanto en chicos como en chicas.

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La exposición a la violencia

Vivir en un entorno violento, o donde con cierta asiduidad hay episodios de agresividad, predispone a la violencia, incluída aquella que pueden acometer los hijos contra sus padres. Si esa violencia se dirige del progenitor al hijo o se desarrolla entre los padres, existen más posibilidades de que el hijo pueda heredar el gesto y ser violento en poco tiempo, según este estudio.

Estilo familiar

Hay dos tipos de familia que pueden influir en el posible carácter de los hijos a medida que se conviertan en adolescentes. Uno es aquel que se caracteriza por la permisividad y, otro, aquel en el que falta calor. “Los progenitores permisivos se asocian a las agresiones de hijos a padres, algunos estudios afirman que cuando los padres son demasiado permisivos y no se ocupan de sus hijos éstos tienden a adoptar el rol de padre. Este cambio de roles puede producir conflictos entre padres e hijos y, en última instancia, agresiones. Por ejemplo, los hijos pueden enfadarse y ponerse agresivos con los padres cuando éstos no cumplen sus funciones para con ellos”

Allí donde escasea el apoyo, el afecto y una comunicación positiva también hay posibilidad de que se generen escenarios de agresividad entre hijos y padres. “Los progenitores perceptivos y cariñosos pueden influir a sus hijos a la hora de adoptar estrategias no violentas para conseguir logros y expresar indignación o enfado. Por el contrario, en hogares fríos donde los integrantes viven distantes puede provocar en los hijos mala adaptación y la imitación de sus estrategias agresivas, así como sus patrones de interacción”.

Características de quien violenta a sus padres:

 En muchas ocasiones han abandonado los estudios, no tienen obligaciones, ni participación en actividades o relaciones interactivas. Muchos se levantan a las 13.00 horas, comen, descansan con una reparadora siesta y a ´dar vueltas con los colegas´.
– 7 de cada 8 son varones, de 12 a 18 años, que arremete primordialmente contra la madre con agresiones verbales y físicas.
– Los padres no han sabido poner límites a los chantajes emocionales de esos hijos desde pequeños, por ser inmaduros, temerosos y fácilmente manipulables.
– Adolecen hasta del intento de comprender qué piensa y siente su interlocutor `domado´ (el padre o la madre).
– Poseen escasa capacidad de introspección y autodominio: ´Me da el punto; me da la vena´. Rechazan el sistema, las autoridades.
– Pueden ser hedonistas-nihilistas que es el más amplío número. Su principio es ´primero yo y luego yo´. Otros son patológicos bien sea por una relación amor-odio madre-hijo.
– Se aprecian en bastantes casos en hijos separados. Procesos dañinos, exclusión del padre, o bien que el padre en el régimen de visitas le indica a su hijo que su ex (se olvida que es la madre de su hijo) se caracteriza por ser tonta, caprichosa, estúpida. Los hay que han aprendido esta violencia porque el padre también pega a la madre.
– En la casi totalidad de los casos, los chicos que agreden a sus padres no niegan la violencia; es más, la relatan con tanta frialdad que impresiona sobremanera.

Fuente: elmundo.es /Javierurra.com