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Ciclón San Zenón de 1930

Los registros climatológicos del año 1930 hasta agosto, señalaban que nos encontrábamos ante una poderosa sequía meteorológica, donde la altura pluviométrica para todo el mes solo alcanzaba las 18 milímetros, la menor de los últimos 20 años. También en lo que se refiere a la formación de ciclones tropicales, hasta finales de agosto solamente se había formado un huracán, el día 21, con un trayectoria que lo mantuvo sobre las aguas del atlántico sin acercarse a las áreas de tierra a excepción de la isla Bermuda, como se puede observar en la curva No. 1.

Para el día primero de septiembre se recibió en Santo Domingo un cable de Washington, informando de un disturbio de considerable intensidad al noreste de la isla de Martinica. Debido a la ausencia de barcos al este de las Antillas Menores, los primeros reportes de su presencia fueron los informes de las islas de Barbados a Dominica, que, aunque mostraban  una presión ligeramente debajo de lo normal, la circulación de los vientos del norte al noroeste en Dominica y del oeste en la zona de Barbados daban evidencias de que se acercaba una perturbación. Después del mediodía los reportes de las islas y de los barcos Inmella y el Lady Hawkings dieron la localización definitiva de la tormenta, centrada sobre o muy cerca de la isla de Dominica con un movimiento hacia el oeste noroeste.

Puerto Rico informó de fuertes vientos “aciclonados”. Bajo esas condiciones el Director del Servicio Meteorológico de la República Dominicana, Don Aurelio Ortori dio “el AVISO correspondiente a las autoridades competentes del país y a los periódicos para que se tomen las precauciones del caso”. Esto es lo que en este momento se trata de implementar, 75 años después, como una Alerta Temprana.

Su movimiento en el Caribe Oriental

La presencia en el norte del Caribe oriental era evidente, para los días 2 y 3 de septiembre, se considera su paso a unas 80 kilómetros (50 millas) al sur de Ponce con fuertes oleajes entre Humacao y Mayagüez y presiones que oscilaron entre 1001 y 1007 milibares (751.5 y 755.5 milímetros), estimándose un pequeño diámetro de apenas 48 kilómetros (30 millas).

Las informaciones que llegaron del exterior resultaron en cierto modo confusas y contradictorias, especialmente un cable de San Juan, Puerto Rico que señalaba una posición al sur de la isla para el día primero a unos 240 kilómetros (150 millas), lo que implicaba una alta velocidad de traslación, dando por resultado un pronóstico de su trayectoria al sur de la isla Española.

El padre Gutiérrez Lanza, Director del Observatorio de Belén en la Habana, Cuba, señalaba en su boletín del día 2 de septiembre que “un
terrible huracán avanza sobre Santo Domingo”, sin embargo, la presión atmosférica no reflejaba cambios, se producían algunas lluvias y en la
noche comenzaron oleajes fuertes y rompientes que subían hasta el malecón.

La Pan American Airway, Inc., suspendió los vuelos que venian desde San Juan de Puerto Rico y de Miami. En la noche del día 2, una
muchedumbre se aglomeraba en el malecón a ver el rompimiento de las olas, las precipitaciones y la intensidad de las ráfagas se sintieron durante la tarde cuando pasada la banda exterior precursora del huracán, en la noche se despejaba el cielo y la velocidad del viento disminuía, el huracán se preparaba para el ataque despiadado a la ciudad de Santo Domingo.

El Observatorio de Puerto Rico con la creencia de que el disturbio había pasado al sur de Puerto Rico, despachó el vapor Coamo para Santo
Domingo a las 3:00 de la tarde del día 2, llegando frente al puerto de Santo Domingo a las 9:00 de la mañana del día 3, cuando se sentían
vientos fuertes del norte noreste. Vamos a ver su experiencia.

La experiencia del COAMO

El ciclón tropical con intensidad de huracán se movió en el Caribe en dirección oeste noroeste con una velocidad de traslación disminuyendo
hasta menos de 13 kilómetros por hora después de pasar al sur de Puerto Rico. Durante esta parte de su trayectoria encontró el vapor COAMO toda la furia de la tormenta en su viaje desde San Juan, Puerto Rico a la ciudad de Santo Domingo, para las 11:00 PM., del día 2 (según Benjamín Perry) el barco se encontraba 8 kilómetros (5 millas) al sur de la isla Saona, viajando hacia el oeste, encontrando en esos momentos ráfagas moderadas del noreste y mar tormentoso.

A la medianoche la lectura del barómetro fue de 1005.0 milibares (29.68 pulgadas), a las 4:00 AM. del día 3 de septiembre el barómetro cesó su caída y el cielo aparentó estar aclarando. En las próximas cinco horas el barómetro gradualmente subía y a las 9:00 AM. marcaba 1006.4 milibares (29.72 pulgadas), para las 9:30 de la mañana el barco se encontraba a 8 kilómetros (5 millas) al sursureste de la ciudad de Santo Domingo a la cual no se aventuró a entrar debido a lo tormentosa de la bahía.

A las 10:00 AM. El barco con rumbo al este, esperando la futura moderación de la bahía recibió un salto rápido de la presión hacia abajo
determinándose en seguida mares tormentosos del noreste. La embarcación fue arrojada y arrollada aparatosamente. Para las 10:30
AM., ráfagas fuertes del noreste estaban presentes, junto con la lluvia y espuma del mar, haciendo necesario sonar continuamente señales de
niebla. Durante la próxima hora la presión descendió hasta alcanzar 997.3 milibares (29.45 pulgadas), y el viento alcanzaba una velocidad de
200 kilómetros por hora (125 millas por hora), haciendo el barco inmanejable.

Para el mediodía el barómetro registraba 955.6 milibares (28.22 pulgadas), descendiendo 41.6 milibares (1.23 pulgadas) en 30 minutos. El
viento en esos momentos alcanzaba unos 240 kilómetros por hora 150 millas por hora), el cual cargaba con lluvia y espuma acortando la
visibilidad a unos pocos metros. Poco después del mediodía la velocidad del viento decreció rápidamente y a las 12:25 PM se encontraban en una calma con mares confusos, semejantes a un caldo hirviendo. Estaban dentro del “ojo del huracán”, en esos momentos, la presión estimada por el Capitán Evans fue 936.3 milibares (27.65 pulgadas).

A las 1:04 PM, el viento cambió bruscamente al suroeste alcanzando nuevamente a las 1:25 PM una velocidad de 240 kilómetros por hora (150 millas por hora), después de la cual fue gradualmente decreciendo tornándose moderados del sur a las 8:00 PM., habían salido del huracán. El cambio de presión desde su salida de San Juan Puerto Rico al centro del huracán fue de 71.1 milibares (2.10 pulgadas).

Entrada a la República Dominicana

Los mensajes recibidos en la República Dominicana, como señalamos anteriormente, durante los días lunes y martes mostraban cierta
discrepancia, que pudo influir en la credibilidad pública, el primer mensaje del lunes procedente de Washington indicaba la formación de
un ciclón al noreste de Martinica, en la noche, Puerto Rico señalaba que el centro pasaba a unos 240 kilómetros al sur (150 millas), con dirección oeste, mas adelante señalaba que los barcos al sur de Santo Domingo debían tomar precauciones cerca de la latitud 15 norte y al oeste de 73 oeste, es decir que el mayor peligro estaba sobre el mar Caribe y mas allá de la isla. Otro mensaje recibido de Washington indicaba que el lunes el ciclón se encontraba al sur de Puerto Rico en la latitud 16 norte y el martes al sur de Haiti y no se esperaba que tocara tierra hasta Jamaica. Se consideraba que podría afectar la isla Beata, la península de Barahona, el sur de Haiti y Jamaica.

A pesar de todo esto, la Oficina Meteorológica de Santo Domingo señalaba el martes que el ciclón se encontraba al sureste de la ciudad y
que pasaría al sur de Santo Domingo a unos 160 kilómetros (100 millas) de distancia. Aduana que era la autoridad portuaria, la Policía Municipal y el Cuerpo de Bomberos tomaron medidas para hacerle frente al disturbio, por ejemplo, se canceló la salida de los barcos y trataron de controlar, cientos de curiosos que en la noche del día 2 se aglomeraron en el malecón para ver las enormes rompientes.

En la madrugada del día 3 de septiembre, el huracán se estimaba al sur de la isla Saona a unos 40 kilómetros (25 millas). Los barcos Coamo,
Catherine y Antillas no lograron permanecer en puerto o entrar, sufriendo los dos primeros graves daños. El Coamo estaba en el Placer de los
Estudios próximo al mediodía cuando se decidió regresar hacia el este, justamente en la trayectoria del huracán y ya conocemos sus experiencias.

Después del mediodía los vientos comenzaron a aumentar constantemente sobre la ciudad de Santo Domingo, manteniéndose del norte noreste, un indicador de que se encontraba al sureste y que se movía hacia la ciudad, además, los oleajes aumentaban constantemente. La lluvia se hacia horizontal y el agua era salada y negrusca. En la población no había cultura de prevención y las familias no tomaron medidas para proteger sus bienes dentro de sus casas y muchos tuvieron que buscar asilo en casas vecinas en medio de la mayor actividad del ciclón. La lluvia no paró en toda la noche, convirtiéndose en una lluvia débil continua durante todo el día 4.

A la una de la tarde el mar lanzaba montañas de agua que se estrellaban sobre el litoral en la zona llamada el Bufeadero, la cueva del Infierno y la cueva de las Golondrinas que estaban llenas de curiosos  viendo el espectáculo del mar. A las 2 de la tarde el ciclón estaba en todo su apogeo, a las 3 y 20 minutos cesó bruscamente la violencia del viento, la ciudad quedaba dentro del Ojo del huracán, las nubes se despejaban y aparecía el azul del cielo, la destrucción era generalizada y las personas muertas aparecían por todas partes .

A las tres y 50 minutos de la tarde regresó la violencia de los vientos y las lluvias del lado opuesto, o sea, del sur suroeste, y fueron atrapadas nuevamente las personas curiosas que salieron a ver el desastre durante el período de calma central característico de los huracanes. El ciclón de San Zenón solo tomó una dos horas para destruir todo lo que se había construido en más de 100 años. El viento comenzó a disminuir a las 6 de la tarde. Los habitantes recordaban que el ciclón más intenso que había azotado la ciudad lo era el ciclón de Lilis de 1894 que paso sobre el mar Caribe al sur de la ciudad de Santo Domingo.

El techo de la Oficina Meteorológica junto con el anemómetro fue arrancado cuando los vientos alcanzaron apenas los 160 kilómetros por
hora (100 MPH). Se estima que la calma y el tiempo despejado del ojo duró entre 20 y 40 minutos, la intensidad del viento se aprecia por la
palmera que fue atravesada por un listón que se encontraba en el solar del Club de la Juventud en la calle 19 de marzo esquina Arzobispo Portes. Sobre este tema consideramos que los listones de madera no tienen la suficiente resistencia y posibilidad de atravesar las palmeras, y que en este mecanismo influye la torsión a que se ven sometidas por los torbellinos que se producen en el interior de los huracanes.

Las observaciones del viento y la presión atmosférica en la ciudad de Santo Domingo, como puede verse en la tabla, muestran las variaciones
durante los días 2 y 3 de septiembre, la dirección del noroeste del día 2 puede estar relacionada con las bandas exteriores y circulaciones de
pequeña escala. Los vientos del día 3 no cambiaron de dirección, lo que indicaba que el huracán se movía hacia la ciudad. Aquí podemos
recordar unas reglas que a ustedes les puede ser muy útil en las tormentas tropicales y huracanes futuros que puedan afectar a la República Dominicana.

Fuente: acqweather.com

 

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