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Cuando el niño lleva siempre la contraria

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“Mi hijo no para de llevarme la contraria y está consumiendo mi paciencia”. Esta es una afirmación muy común entre muchos padres. Sobre todo, entre padres cuyos hijos tienen edades comprendidas entre 2 y 4 años. Aunque también es una situación que se da cuando los niños comienzan la escuela.

Este tipo de comportamiento de los hijos tiene un paralelismo con la adolescencia. Por eso, a este periodo se suele llamar: “la adolescencia infantil” y convive con el periodo de rabietas.

Por qué llevan los niños la contraria

– En esta época de contradicción el niño lo que quiere es ser independiente y tomar decisiones por sí mismo.

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– Esta actitud desafiante se da con más probabilidad cuando están cansados, tienen hambre, sufren estrés o están alterados.

– Este tipo de comportamiento es a menudo una parte normal del desarrollo en los niños pequeños. Por ejemplo: sólo se muestre desafiante con la persona más próxima a él, o quizás sólo es que se siente tratado injustamente y lleva la contraria a los adultos para hacerles ver cómo se siente e incluso no se siente bien en el entorno de la escuela

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Pero debe preocuparnos cuando se da de manera frecuente y consistente y el comportamiento que muestra sobresale en la comparación con los otros niños de su misma edad y fase de desarrollo. También cuando afecta a un funcionamiento normal de la vida social tanto en el entorno familiar como en el de la escuela.

Qué hacer cuando el niño lleva la contraria

Esta etapa en el desarrollo de los niños se da de manera natural y es pasajera pero suele convertirse en una carga para los padres. Entonces ¿Qué pueden hacer para sobrellevarla durante este periodo?

– Ten mucha paciencia. No perder los nervios ni dejar que te provoque. Hay que respirar hondo y contar hasta 10.

– Cuidado con el castigo. Debemos recordar que esta fase es algo natural. Está aprendiendo a comunicar su voluntad. Castigar no ayuda.

– Ayúdale. Cuando te lleva la contraria se está defendiendo. Antes de castigarle y enfadarte, observa como está siendo tu comportamiento. ¿Quizás él tenga razón? No pierdes nada por comprobarlo.

– Autonomía. Provoca situaciones en las que pueda ser independiente y así darle lo que pide. Por ejemplo, ofrécele alternativas como que elija donde quiere ir a jugar en vez de imponerte.

– Habla. Aunque creas que el niño es aún muy pequeño, intenta hablar con el niño para que explique como pueda por qué te ha llevado la contraria.

– No permitas subidas de tono. Si el niño no solo te contradice sino que usa gritos, insulto o eleva su agresividad, hay que mantener la calma pero ser firme y dejar muy claro que no se va a tolerar ese comportamiento

– Ignorar. Si el niño sigue empeñado en llevar la contraria y no está dispuesto a hablar contigo ni a poner solución, ignora el comportamiento y no enfoques tu atención en esa conducta.

Fuente: GuiaInfantil.com

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