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Hay esperanza: si dejamos de atrapar peces loro, podemos salvar los arrecifes del Caribe

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Por Rubén Torres
Fundador y Presidente de ReefCheck DR y Jeremy Jackson, Director Centífico del Global Coral Reef Monitoring Network

Si no permitimos la sobrevivencia de los organismos que defienden los corales de las algas, en veinte años no quedarán muchos arrecifes en el Caribe. Este es el mensaje del informe “Presente y futuro de los arrecifes coralinos del Caribe: 1970-2012”, lanzado el 2 de julio del 2014, como resultado de tres años de trabajo conjunto entre la Red Global de Monitoreo de Arrecifes de Coral (GCRMN), la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente (PNUMA) y de un gran número de científicos de todo el mundo.

En 1972, la renombrada bióloga marina, Sylvia Earle, dijo que los arrecifes del Caribe “estaban prácticamente libres de algas”. Hoy ocurre todo lo contrario: las algas están sobrecreciendo y envenenando a los corales del Caribe. El informe señala que en los últimos cincuenta años la presencia de corales vivos en el Caribe ha disminuido en un 50%, mientras que las algas se han multiplicado vertiginosamente. Puesto que los arrecifes del Caribe le generan al turismo y a las pesquerías más tres mil millones de dólares al año, y puesto que son uno de los principales ecosistemas oceánicos del planeta, hay que detener esta tragedia.

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En estos días se escuchan voces que dicen que los arrecifes de coral han sido sentenciados a muerte por el cambio climático, pero el informe señala que hasta ahora la pérdida de peces loros y otros herbívoros (comedores de algas) ha pesado más que el cambio climático en la destrucción de los arrecifes. Nadie niega que el cambio climático representa un riesgo enorme para el futuro de los arrecifes, por el blanqueamiento de los corales y la acidificación de los océanos, pero también es cierto que los arrecifes a los que se les ha protegido de la sobrepesca y la contaminación costera excesiva resisten mejor presiones como las mencionadas. “Incluso si pudiéramos hacer que el cambio climático desapareciera mañana, los arrecifes seguirían degradándose “, dijo Jeremy Jackson, autor principal del informe. “Lo que tenemos que hacer es atacar ya mismo la falta de herbivorismo, para que los arrecifes tengan alguna posibilidad de sobrevivir a los cambios climáticos que se avecinan.”

“La destrucción de los corales comenzó mucho antes de que el cambio climático comenzara a afectar a los arrecifes”, agregó Terry Hughes, autor de un estudio publicado en 1994 en el que ya se anunciaban los problemas que traería la eliminación de los peces loro. El nuevo informe comprueba que uno de los atributos que tienen en común los mejores arrecifes del Caribe es una población vigorosa de peces loro, que ayudan a mantener las algas bajo control. Son arrecifes resistentes y resilientes sencillamente porque los han sabido cuidar y respetar. En efecto, donde las regulaciones se cumplen, se ha logrado duplicar y hasta triplicar el 14% de cobertura de coral vivo que normalmente se observa en el Caribe.   Testimonio de ello son sitios como Flower Garden Banks, con 55% de cobertura de coral vivo, las islas Bermudas, con 35% y Bonaire, también, con 35%. En todos ellos se prohíbe la pesca de peces loro.

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Los arrecifes de Flower Garden Banks, al norte del Golfo de México, tienen el estatus de Santuario Nacional Marino, por lo que está prohibido colocar nasas y sacar peces loro. En las islas Bermudas, las nasas y la pesca con arpón se prohibieron hace muchísimos años. Y Bonaire, cuya economía se basa totalmente en un turismo que depende de la salud de los arrecifes, también restringió la pesca hace bastante tiempo. En algún momento las leyes se volvieron más permisivas y los arrecifes de comenzar a decaer; los pobladores de Bonaire, de inmediato restituyeron las normas.

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Pero donde los peces loro no están protegidos, los arrecifes se deterioran irremediablemente. Estos arrecifes “fracasados” están en lugares donde la actividad humana se ha desarrollado sin control, y los arrecifes han estado expuestos no solo a la sobrepesca, sino a un uso recreativo desmesurado, a una urbanización destructiva, y a la contaminación. Entre los lugares más dañados del Caribe están Jamaica, los Cayos de la Florida, desde Miami hasta Cayo Hueso, y las Islas Vírgenes.

“Muchas veces, por estar pensando en los grandes problemas que traerá el cambio climático en el futuro, nos olvidamos de los problemas que podemos resolver aquí y ahora”, señaló Carl Gustaf Lundin, Director del Programa Marino de Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y Encargado de la Red Mundial de Monitoreo de Arrecifes de Coral. “Tenemos que ir arrecife por arrecife, isla por isla, región por región para ver qué se puede hacer a nivel local, sin olvidarnos, eso sí, de ese gran enemigo que es el uso ilimitado de combustibles fósiles”.

Hay esperanza, podemos salvar los arrecifes del Caribe, pero tenemos que entender que estamos acabando con los peces loro, cuando la sobrevivencia misma de los arrecifes depende de ellos, y si acabamos con los arrecifes, acabamos también con todos los beneficios económicos y ecológicos que nos proporcionan. El informe aboga vehementemente por que se prohíba el uso de nasas en el Caribe, por que se prohíba la pesca con arpón y porque se prohíba cualquier tipo de pesca que resulte en perjuicio de los peces loro. Para alcanzar esta meta, “apoyamos la formación de una red de naciones del Caribe que trabajen juntas para encontrar una solución unificada a la crisis que está destruyendo los arrecifes del Caribe”, manifestó Jerker Tamelander, Director de la Unidad de Arrecifes de Coral del Programa de Naciones Unidas para el Medioambiente.

Algunos países ya están dando pasos en la dirección correcta. Barbuda busca prohibir cualquier forma de captura de peces loro y erizos de mar, y otorgar el estatus de reservas marinas a una tercera parte de sus aguas costeras. “Esta es la clase de manejo que hay que aplicar en toda la región, si queremos mejorar la resistencia y resilencia de los arrecifes del Caribe”, dijo Ayana Johnson de la Iniciativa Halo Azul del Instituto Waitt, que está colaborando con el Gobierno de Barbuda y las comunidades locales. Larkin Webber, uno de los pescadores más viejos de la zona, ve con buenos ojos la nueva iniciativa. “Me preocupa que saquen peces loro porque son los que limpian el arrecife, y ahora parece que hay gente que se especializa en sacarlos. No puede ser. Tenemos que protegerlos “.

Va a ser difícil salvar los arrecifes del Caribe, pero como decía Jimmy Cliff, el “papá” del reggae moderno, “You can get it if you really want, but you must try, try and try. You’ll succeed at last.”, que podemos traducir simplemente como “querer es poder”.

Fuente: Muestra de Cine Medioambiental Dominicana

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