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El consumismo en Navidad perjudica a los niños

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Todos los años por estas fechas parece que todos nos volvemos ricos. Como si el último mes del año fuera a ser el último de nuestras vidas, sacamos a relucir nuestra tarjeta de crédito y dejamos las cuentas bancarias como si hubiera pasado un huracán por ellas.

¡Las navidades son así!, nos ponemos como excusa para hacer un consumismo extremo, pero lo cierto es que este consumo no hace más que rellenar huecos vacíos de nuestro interior.

Bajo esta pésima perspectiva, y sabiendo que los niños nos imitan ¿por qué debemos inculcar este valor desierto y superficial en las pequeñas mentes de los niños? Está claro que el consumismo de Navidad perjudica a los niños.

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Por qué el consumismo de Navidad perjudica a los niños

La publicidad y las luces navideñas se encargan de persuadirnos de que no podremos ser felices si nuestros hijos no tienen el regalo que esperan, si no comemos lo más caro del supermercado o no llenamos la mesa con decenas de platos de todo tipo, bajo el estereotipo de que “el que más tiene es más feliz”. Sin embargo, todos sabemos en nuestro interior que esto no es cierto, pero no hacemos nada para remediarlo.

El consumismo nos sumerge en un bucle del que parece no haber escapatoria posible: si el año pasado compré por Navidad a mi hijo cinco regalos, este año no puede haber menos porque si no el niño se quedará triste y, así terminamos comprando los cinco juguetes del año pasado, y añadiendo uno más para que esta Navidad sea aún mejor que la anterior.

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Sin embargo, nuestro hijo el día de Navidad rompe el papel del regalo y no ha terminado de sacarlo de la caja, cuando empieza a desenvolver el siguiente regalo. No se fija en el regalo, sino en cuántos regalos le han traído. En ese momento comienza su infelicidad. A partir de ahora será fruto del consumismo, y no será feliz con lo que tenga por mucho que se le regale.

El consumismo nos hace comprar cosas que no necesitamos, tirar las que aún sirven y resta el verdadero valor de las cosas. Los niños se ven bombardeados por tantos juguetes que no saben por dónde empezar a jugar, e incluso puede que no jueguen con ninguno porque tengan sensación de saturación.

Les estamos volviendo niños exigentes, mimados y sin ilusiones. El consumismo no es bueno para nosotros mismos, ni para nuestros hijos, y mucho menos para los recursos de un planeta limitado como el nuestro.

Pero, no vamos a dar todo por perdido, ¡todo tiene solución! Lo primero es concienciarnos de este hecho, por mucho que en un primer impulso queramos regalarles a nuestros hijos la luna, siempre es mejor mostrarles que la luna es mucho más bonita si la disfrutamos todos desde la Tierra.

Aquí te dejo unos consejos para no consumir demasiado en Navidad, a pesar de lo que nos digan los anuncios.

1- Aprovecha para pedir o regalar cosas que necesites de verdad. Las zapatillas de casa que se comió el perro hace una semana, el estuche del colegio que se le perdió en la carrera hacia el autobús, la camiseta que necesita para jugar al baloncesto en el equipo del barrio… Regalos sencillos, prácticos y que realmente hagan falta e ilusión.

2- Cuando vayas a hacer las compras navideñas ve con la lista de regalos, y no te salgas de ella. Las compras pequeñas y alocadas son las que más dinero te hacen malgastar, y las que menos hacen falta.

3- No compres comida en exceso, al final la tendrás que tirar a la basura. Usa las sobras de las grandes comilonas familiares para el resto de los días.

4- No compres más adornos navideños, o compra uno como algo especial. Aprovecha para pasar un rato en familia y hacer con los niños tus propios adornos navideños caseros. Tienen mucho más valor que cualquiera que hayas comprado.

5- Regala experiencias a tus hijos en vez de tantos regalos materiales. Papá Noel puede traerle una día en el circo, una tarde jugando con la familia, o ir a patinar sobre hielo con tus padres… Las experiencias vividas se quedan mejor en la memoria que los regalos materiales.

6- Si sois muchos en la familia, en vez de comprar regalos para todos, haced el amigo invisible; es decir, cada persona regala solo a uno de la familia, y así todos tienen un regalo.

Y, sobre todo, recordad: “No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita”, y las mejores cosas de la vida siempre son gratis

Fuente: guiainfantil.com

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