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Descubre cómo este profesor consiguió eliminar los embarazos adolescentes

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En un colegio de Bogotá en el que los embarazos eran tan habituales que, nada más y nada menos, 70 niñas daban a luz cada año, el profesor Luis Miguel Bermúdez consiguió reducirlos hasta eliminarlos por completo. ¿Cómo? Gracias al diseño de un currículo de educación sexual.

Este “profesor del sexo” era más que necesario y no solo en ese colegio. La situación no es excepcional dentro del país. En Colombia, 1 de cada 3 adolescentes es madre antes de cumplir 19 años. A este escalofriante dato se suma la difícil situación que viven todas estas chicas, obligadas en su mayoría a dejar los estudios, con todo lo que eso conlleva. Según UNICEF, el embarazo adolescente “está asociado con la violencia de género en su sentido más amplio: violencia física, simbólica, psicológica y económica”.

Para adentrarnos más en lo que consiste el currículo del profesor Bermúdez y cómo llegó al mismo, leamos esta entrevista realizada por el diario El Espectador:

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P: ¿Cómo ideó este exitoso currículo?

R: Había leído muchísimo, pero me parecía que iba por el mismo camino que todos habían repetido. Por ese tiempo conocí a Fulanito, que estaba en quinto. Él jugaba cauchito (lo que entendemos en España como jugar a la goma) en los descansos y los niños se concentraban a verlo.

Al año siguiente, Fulanito pasó a sexto y en su primer día de recreo se acercó a un grupo de niñas que jugaba cauchito. Él les pidió que lo dejaran saltar, pero ellas y los que estaban concentrados alrededor soltaron la risa: “Ay, severa flor, no ve que esto es un juego de niñas, ¿usted es una niña? Cuidado se le ve la falda, qué gay”. Desde ese día lo llamaron el marica.

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 Ese tipo de acoso es una situación diaria en las escuelas, ¿qué fue lo determinante?
Al niño le pusieron esta etiqueta de gay y se pasó el resto de los años tratando de quitársela. Ahí descubrí que en el cambio de primaria a bachillerato ese miedo a que te señalen hace que los niños intenten librarse de la discriminación a través de dos cosas: con violencia y con sexo. En octavo Fulanito embarazó a una niña.

Allí empecé a sospechar que la violencia de género y hostigamiento por orientación sexual no solo afectan a las mujeres y a la población LGBTI, sino que son dispositivos de control de la sociedad para mantener los sexos. Esa fue mi epifanía y la hipótesis de la tesis de mi doctorado en educación.

¿Cómo probó su hipótesis?

Por ese entonces se había suicidado Sergio Urrego, así que analizamos con los estudiantes de décimo y once las noticias sobre su muerte y los comentarios de la gente. El 90 % de opiniones eran negativas. Del mismo modo, revisamos las noticias del número de embarazos adolescentes en el distrito y los comentarios también eran negativos.

Luego, les pregunté si sus papás pensaban lo mismo, y todos lo negaron. Las niñas alegaban que sus mamás les decían que eran sus mejores amigas, que en ellas podían confiar; otros decían que les daba terror hablar con los padres. Así que les propuse que fueran responsables con su cuerpo para evitar los embarazos, es decir, no que dejaran de tener relaciones, sino que las tuvieran con un método. Les expliqué cómo hacer un diario de campo y les di la tarea de conseguir un método anticonceptivo durante dos semanas, registrándolo todo.

¿Qué arrojaron los resultados?

Que hay unos imaginarios culturales que impiden a los chicos hacerse responsables de sus cuerpos. Muchas no fueron capaces de decirles a los papás, otros ahorraron de las onces para comprar el anticonceptivo, niñas que les contaron la tarea a las madres terminaron regañadas, las abofetearon, les dijeron que eran unas calenturientas, unas prostitutas. El día que socializamos los resultados, que eran anónimos, las niñas empezaron a llorar en cadena.

Y hay más, no solo fue en la casa. La señora de la droguería les echó un sermón, una pidió la cita en la EPS y le dijeron que no la atendían sin sus padres. Mientras que con los hombres encontramos que pasaba otra cosa: el machismo.

¿Cómo explicaría esa diferencia entre géneros?

En mi contexto encontramos que hay un miedo social a que la niña pierda su virginidad porque repite la historia de su madre y un miedo latente a que el niño no tenga relaciones rápido porque se vuelve homosexual. Allá, en Suba-Rincón, las familias les temen a esos dos escenarios, porque a las mujeres las juzgan con la única función que les dan en la vida: ser madre. El embarazo adolescente y la homosexualidad son las maneras públicas de decirle a la sociedad que fracasó.

¿Por qué se da el embarazo adolescente?

Hay una cuestión inconsciente de las niñas de quedar embarazadas y de aceptarlo de alguna manera, porque la cultura les dice que eso es una tragedia, pero a la misma vez les dice que es normal. A mis niñas sus mamás les decían que ellas querían que estudiaran, que fueran a la universidad, que no cometieran los mismos errores que ellas habían cometido.

Una vez les pregunté si las mandaban a hacer comida, si alguna vez se les había quemado el arroz. Ellas decían que sí y que las regañaban porque si seguían quemando el arroz no iba a conseguir marido. Y eso no es ningún chiste, ahí meto a Sigmund Freud, ese es el horizonte de lo que tu familia en realidad quiere de ti. El problema es que quedan en embarazo y es doloroso para las niñas porque ya les quitan la atención, las dejan salir; mientras ellas añoran su virginidad porque las cuidaban.

¿Qué es una mujer empoderada?

Cuando mis niñas empezaron a visibilizar las violencias de género se negaron a hacer el arroz, comenzaron los problemas en las casas, muchas cosas de sus padres les parecieron ofensivas. Supe que se habían empoderado cuando les empezaron a decir locas o hippies en las casas, que no iban a conseguir marido y que por culpa de las clases de sexualidad se iban a quedar solteronas.

Desde su experiencia, ¿cómo podría explicar el feminicidio?

Es la consecuencia de esa educación violenta que recibió el hombre, especialmente de las mujeres. La primera formación se da en la familia y después en la escuela, estos dos escenarios son dirigidos casi siempre por mujeres. Durante esa época, el niño o niña aprende a ser violento. Mis niños dicen que las cantaletas permanentes de sus mamás son más hirientes que la pela que les da el papá, cada tanto.

Mi hipótesis sobre el feminicidio es que tú, como hombre, o incluso como mujer, devuelves toda esa violencia al crecer. Por eso, Suba es una de las localidades con mayor feminicidio en Bogotá, es un sector donde las familias que son monoparentales, y muchas veces las mamás por soslayar todas esas problemáticas y responsabilidades, violentan a sus hijos, lo que hace que ellos crezcan con una figura tanto de amor como también con una figura que tanto los ha violentado.

Usted habla de unas figuras hegemónicas, ¿cuáles son?

En las mujeres, la princesa Disney, blanca, mona; entonces que la manzanilla, que las góticas para que no se le oscurezcan los ojos. Si lo nota, todo eso son complejos: de blanqueamiento, de violencias coloniales. Y todos nos preocupamos así estemos bien alejados del estereotipo, peleamos y sufrimos por parecernos lo más posible a ese modelo hegemónico y en ese proceso, sufrimos, nos excluimos y nos excluyen.

En la escuela, esos son los principales motivos de violencia. Ahí es donde nosotros mediamos diariamente, en cada cosa que va apareciendo.

¿Cuál es papel de los métodos anticonceptivos en la sociedad? 

Nosotros hicimos una revisión a toda la publicidad de los métodos anticonceptivos preguntándonos por qué en Europa funcionaban. Claro, todos los comerciales de Norteamérica y Europa son sobre el placer, el placer, el placer. Mientras que la publicidad hecha para Lationamérica es protégete del embarazo, y protégete de las enfermedades, y protégete. Entendimos que nuestro enfoque no era centrado en la prevención, que teníamos que educar a través de la vivencia del ser humano en la sexualidad, es decir, el placer.

¿Qué es la ideología de género? 

Eso desde la academía no existía. Se lo vinieron a inventar para tergiversar la política de equidad de género en las escuelas en contra del plebiscito. Pero nosotros lo tomamos como algo que siempre ha estado: si tú eres mujer debes usar vestido rosa, ser delicada, dulce, cabello largo, ser débil y si no eres así; eres la marimacha, eres la lesbiana. Y si eres un hombre macho violento, debes ser desordenado, competitivo y, si no, usted es un maricón.

Otra cosa es equidad de género, ni siquiera igualdad, porque eso de igualdad es equiparar a hombres y mujeres en el mismo lugar y eso es como aceptar que no hay diferencias. La equidad es que tengamos la misma posición en el derecho.

¿Cómo afecta la violencia de género en las escuelas? 

En la escuela esas equidades de género se manifiestan distinto que en la vida adulta. En la vida adulta la culpa es mucho del hombre. Y no, tú no puedes culpar a un niño porque lo están educando de una manera machista. De hecho, en la adolescencia sufren esa violencia por igual. Incluso, a veces, en octavo la violencia de género ataca más a los varones, por eso se vuelven más violentos. Como las niñas llegan más rápido a la etapa de desarrollo, ellas empiezan a burlarse de sus compañeritos: les dicen que son feos, que son inmundos, así, de una manera mordaz. Y uno ve cómo el niño se desquita en décimo. No lo hace racionalmente, pero le hace lo mismo a la mujer.

¿Por qué es tan difícil romper el status quo?

Por nuestra herencia hispano católica que puso en nuestra cultura una crianza marianista hacia la mujer. Eso hizo una construcción de feminidad en Latinoamérica que excluye a todas las que se salen de nuestro estereotipo. Y en esa exclusión se refugian las violencias. Por ejemplo, ¿cuántas veces no se les enseña a las niñas que la primera relación sexual es sublime? ¿Y usted cree que para la mayoría de las mujeres su primera relación sexual fue placentera? ¿Con qué punto de comparación? No, eso es violento.

Para un hombre adulto hay más privilegios en cuanto al machismo. Sin embargo, en la adolescencia los niños debemos pasar por violencia y relaciones sexuales que no deseábamos. Todos creen que en la adolescencia queremos tener relaciones sexuales y nadie sabe de las inseguridades que tienen. Uno es inseguro, busca la relación sexual para reforzar la hombría frente a la orientación sexual, tienen la curiosidad, pero le temen.

Sin embargo, si un currículo oculto del machismo logró hacer toda una sociedad machista, si alguien se propone hacer un currículo que tenga las mismas estrategias para acabarlo, lo puede lograr.

Fuente: muhimu.es

 

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