Un niño cuando nace es como un libro en blanco que empieza a escribirse a medida que va viviendo sus experiencias. La crianza de los padres, el cariño, el amor y el apoyo incondicional formarán la parte más importante para el desarrollo saludable del pequeño, pero también hay otras circunstancias como el entorno que formarán su personalidad. Los niños emocionalmente fuertes están preparados para los desafíos del mundo, son capaces de abordar problemas de forma productiva, de recuperarse y de hacer frente a las dificultades de manera competente.

Es necesario ayudar a los niños desde que son pequeños a desarrollar esta fuerza mental que les preparará para hacer frente a cualquier desafío de la vida. Los niños que son emocionalmente fuertes no suprimen sus emociones, pero podrán expresar sus sentimientos con asertividad. La asertividad y la resiliencia serán los dos grandes aliados que deben tener los niños para poder tener confianza en sí mismos y alcanzar todo su potencial.

Para ayudar a los niños a desarrollar esta fuerza interna primero, los padres, deberán tener un equilibrio interno y una buena Inteligencia Emocional, por eso es necesario trabajar en uno mismo. Después, se les deberá enseñar a los niños a reemplazar los pensamientos negativos por otros más realistas, algo que les ayudará a controlar sus emociones y que no sean las emociones quienes les controle a ellos, y además podrán comportarse de forma productiva sin importar las circunstancias.

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Cuida tu salud emocional

Es muy importante dar prioridad a las necesidades de nuestros hijos, pero aún resulta más prioritario recordar que cómo estamos nosotros afecta directamente a nuestros hijos. Tus sentimientos los siente tu hijo ya que de forma natural están en sintonía con el estado de ánimo de los padres. Si intentas poner buena cara y negar tus frustraciones, debes saber que nunca lo podrás enmascarar porque tus sentimientos los perciben tus hijos y les afecta directamente. Por lo tanto, deberás cuidar tu salud mental ya que es la clave para ayudar a tus hijos a que se sientan felices.

No ignores las necesidades de tu hijo

Es muy importante que seas consciente de los cambios de comportamiento que podría indicar tu hijo, esto podría ser una señal de que hay algo que le está afectando. Si por ejemplo un maestro te dice que tiene problemas para llevarse bien con otros niños, no pienses que es cosa de la edad o que “ya se arreglará”. Lo mismo ocurre si tu hijo tiene una rabieta, tampoco debes ignorarle o reírte de su comportamiento. Es necesario que tu hijo entienda que te preocupas por lo que le ocurre y lo enfoquéis siempre desde la Inteligencia emocional.

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Por ejemplo, si tu hijo pasa demasiado tiempo solo o empieza a cambiar patrones en su alimentación, es posible que esté evadiendo el dolor emocional de esta forma. Si no se tratan las emociones en los niños puede conducir a trastornos de conducta, emocionales e incluso a conductas dependientes tanto con otras personas como con sustancias tóxicas. Si una rabieta de un niño de 4 años no te gusta, imagina una rabieta en un adolescente de 14.

Consejos imprescindibles

Además, es necesario que tengas en cuenta algunos consejos muy importantes para trabajar diariamente:

Enseñar habilidades específicas. Las habilidades se deben aprender como por ejemplo: la resolución de conflictos, el control de impulsos, la autodisciplina, habilidades sociales, etc. Habilidades que en definitiva ayuden a los niños a desarrollarse adecuadamente.

Deja que cometa errores. Permite que tus hijos aprendan de los errores como parte del aprendizaje.

Calma la negatividad con pensamientos realistas.

Permite que salga de su zona de confort para conseguir cosas nuevas.

Potencia la responsabilidad y la gratitud.

Vivid diariamente teniendo en cuenta la Inteligencia Emocional en vuestro hogar y en vuestras relaciones.

Fuente: etapainfantil.com